El cielo nos depara sorpresas continuamente. Esa bóveda majestuosa, que parece estática por los siglos de los siglos, inmóvil en su majestad, es todo lo contrario: un devenir continuo de colosales sucesos. Así, una estrella cuyo brillo ha sido observado durante mucho tiempo sin apenas variaciones, en unas horas puede llegar a hacerse de 5000 a 100000 veces más luminosa por procesos de tipo explosivo en su interior, volviendo a perder esta magnitud en el transcurso de días, años o decenios, para reanudar su brillo normal: es una nova. Ya en el siglo XVI fueron observadas.
Un acercamiento a los Pulsars
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